jueves, 6 de noviembre de 2014

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES DE LA TELE

La Tele, llegó a las islas allá por 1.964, en febrero concrétamente. Era una tele familiar, donde todos arrimábamos el hombro para hacer las cosas lo mejor posible, dentro de las penurias y el desconocimiento del medio, de muchos de los que allí currelábamos. Mi abuelo, de Gáldar él, era seco como un tollo. No gastaba palabras. Era muy tajante en sus expresiones: “tú no trabajas en la tele porque yo no te veo”. Y es que para él “la tele” la hacían los que salían, los que daban la cara; lo demás, era una mentirijilla… En mi casa, recién estrenada la tele, mi padre trajo un gran televisor que se veía en blanco y negro y allí nos poníamos todos juntitos, en silencio, a presenciar aquellos programas: “Cancionero”, “Bonanza”, etc. A veces, el televisor nos agotaba y en muchas ocasiones, nos vencía el sueño y amanecíamos sentados ante el televisor, junto a alguna que otra visita que llegaba por casa para ver “la tele”.

Hacer televisión en aquella época, era como estudiar al aire libre. Todos, hacíamos de todo y cuando aparecía alguna noticia, pues arrimábamos el hombro para ayudar al compañero…

Pues bien, en cierta ocasión, habíamos terminado un concurso de “CESTA Y PUNTO” en un colegio de Ciudad Jardín y al término, como muestra de gratitud, nos regalaron una oveja. ¿y qué hacemos con ella? Empezó la adjudicación: llévatela tú; no tú que tienes un cacho de jardín; “lo que me faltaba…” en fin que la oveja terminó, mientras decidíamos que hacer con ella, en uno de los tres apartamentos donde teníamos los estudios de Televisión Española en Canarias… Cada día, se le limpiaba y se le traía un manojo de hierbas o lechugas… pero un día, de sorpresa, llegó el director general de televisión para girar una visita… no había nada más que uno de los auxiliares: Jaime Butler, educado en Inglaterra, con flema inglesa… al entrar el Director General, la oveja lo recibió con un afectivo beeeeeeeee,….beeeeeeeeeeeee. Jaime acudió a ver que le pasaba a la ovejita y se tropezó con Aparicio Bernal, que así se llamaba el director general, quien sorprendido, al verlo le preguntó: 

¿Y esto qué es…?

Y Jaime, sin descomponerse, le contestó: ¿no lo ve? ¡¡una oveja!!

Ante respuesta tan elemental y evidente, el director general abandonó el centro.

ALFREDO AYALA OJEDA

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