jueves, 5 de marzo de 2020

LUCHADORES COMO “CAMURRIA” YA NO SE ESTILAN

Ayer, entre una montaña desordenada de fotos, me encontré con esta que, en su día, junto con otras, me regaló el amigo y fotógrafo , Álamo. Son las fotos de la añoranza, de tiempos idos, cuando la lucha canaria, nuestro deporte por excelencia, gozaba de consideración y prestigio. Cuando se salía al terrero a luchar sin reservas y, en ocasiones en salir por "cáida" para vengar la derrota del padre, hermano o pariente... 

Foto: Pancho Camurria, en una agarrada en el improvisado terrero del Barranco Guiniguada.

Hacía algún tiempillo, que no recalaba por la antigua Plaza de las Ranas, en el margen derecho del barranco Guiniguada... Pero en uno de mis paseos, recordaba tiempos infantiles cuando mi padre arrendó una imprenta modesta donde se imprimía, casi de manera artesanal, el semanario deportivo “Guiniguada”. La imprenta estaba en la calle de San Justo, una calle histórica porque daba a una explanada por la que se accedía al lecho del barranco donde, en improvisado terrero, se disputaban tardes de lucha. Para ver estas luchas, el público acudía en masa y se acomodaba en la barrandilla del Puente de Piedra o sobre los quitamiedos, que bordeaban el barranco Guiniguada.  

Y esa foto, del amigo Álamo, muestra una agarrada en la que participa uno de los luchadores más airosos, que ha tenido nuestro vernáculo deporte de la lucha canaria: “El viejo Camurria”. Un luchador de talla media y unos 80 kilos de peso que, al decir de quienes lo vieron en su mejor época, se agigantaba sobre el terrero. Sus actuaciones eran auténticas lecciones de maña, sabiduría. Nada se le escondía de la lucha canaria. Cada actuación, se convertía en auténtica exhibición. Era el “As” de moda y ejercía. Agarró con los mejores luchadores del momento y brindó grandes tardes de lucha. Para él, la lucha no tenía secretos. Fino, elegante, resuelto, con amplio sentido del humor, como ya relaté en aquel tremendo desafío entre él y el Faro de Maspalomas, en la Plaza de Toros de Santa Cruz de Tenerife... (que pueden volver a leer, en https://www.etnografiayfolclore.org/2009/10/del-historico-enfrentamiento-entre-el.html ) 

Yo lo conocí en Tenerife, ya retirado de los terreros, hablamos de lucha y me confesó: “Cuando yo salía a luchar, tan solo con ver caminar a mi contrario, sabía cómo tirarlo.” 

Por eso, por el cariño y el respeto que se le tenía, cuando decidió abandonar los terreros, lo hizo entre lágrimas, recibiendo el cariño y el reconocimiento del público... 

“Camurria”, fue un luchador genial de esos que ya no se estilan. 

ALFREDO AYALA OJEDA

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