martes, 16 de octubre de 2018

A PEPE, "EL ABOGADO"

Hoy, profundamente apenado, leo las distintas informaciones sobre el luctuoso suceso familiar de José Rafael Hernández Santana “Pepe, el abogado”, como lo conocíamos en el barrio. 


De pequeño, en el barrio y por la amistad que tenía su padre y el mío, pues nos transitábamos mucho. Algunas tardes y noches, cuando fue andando el tiempo, coincidíamos – ya galletones- en la calle Funchal, en el chalet de mi tía Peregrina, el poeta Juan Sosa Suárez “Belarmino”, su hija escritora y poeta Natalia Sosa Ayala, Chano Sosa, Paco Sánchez y otros muchos. 

Nuestros caminos, aunque seguíamos codeándonos por residir en el mismo barrio de Las Alcaravaneras, se separaron. Yo comencé a trabajar en la Tele y él, pues empezaba a ejercer como abogado. 

Cierto día, se presentó en televisión para presentar algunos de sus trabajos “Desde la sombra”, “Despertar” y sus cantos esenciales en tres entregas. Tenía, el amigo y poeta Pepe “el abogado”, la misma fuerza con la que el toro sale del toril… Y en numerosas ocasiones lo atendí para que participara en tertulias, en un programa que se titulaba “Bolero”, en espacios informativos, etc. 

Un día, se me presentó con su último trabajo: TARJA, un canto aborIgen. Feliz alumbramiento, al que su hermana, la compositora Carmen Hernández, le puso música. Me pidió que lo grabara en formato profesional. Y tal fue su vehemencia, que nos fuimos hasta el sonoro barranco de Guayadeque, a hacer distintas grabaciones. Señalamos distintos puntos de asentamientos aborígenes… Cuando terminé el trabajo, lo vimos en distintas ocasiones en su casa-despacho de Las Alcaravaneras… 

Era frecuente verlo en el bar de los hermanos Rogelio o en los alrededores, cantando y contando a sus amigos su último trabajo. Unas veces, me sorprendía con alguna sátira y se ufanaba por ser el único poeta satírico del país… Recuerdo una ocasión en la que me paró para leerme “la última”… Lo atajé y le dije que tenía prisa, porque tenía que llegar a una boda y me soltó: 

Del arroz
derramado
 en las puertas
 de las iglesias
y los juzgados,
comen hoy 
 las palomas,
y mañana
los abogados.

O esta otra, sátira: 

En el estómago 
Empiezan las digestiones 
En los estómagos vacíos: 
Las revoluciones... 

En otra ocasión, me entregó un trabajo dedicado a su MADRE, a la que atendió con infinita ternura hasta su fallecimiento: 

La palabra madre es la más dulce, 
la que más protección nos ofrece. 
Es la palabra más acariciante, 
la palabra más envolvente. 
Es la palabra que nunca nos deja solos, 
la palabra que jamás se divorcia de nosotros 
la palabra que está a nuestro lado siempre. 
Es la palabra que brota de nuestros labios, 
cuando el dolor o el miedo nos acomenten. 
La palabra madre es la más hermosa, 
la más pura, la más profunda, la más fuerte. 
La llamamos de niño, necesitados 
la llamamos más allá de la muerte. 

“Pepe, el abogado” fue un poeta de largo recorrido… Y mucho me alegré el día en que lo propusieron para el Premio de Canarias… Ese día, en la esquina de la calle Italia con Valencia, nos abrazamos. Estaba ilusionado… 

Ese día, le recordé aquel 1.982 en que publicó “Y yo escogía la palabra” en que José Rafael, se muestra firme y fiel a sus sentimientos… La palabra es su arma: 

No faltaba ninguna 
Las fui observando todas, 
Desde la piedra paleolítica 
Hasta las más modernas armas. 
Dios me dijo: 
¿Qué quieres para tu lucha? 
Y yo escogí la palabra. 

Hoy, entristecido lo recuerdo tal como era, como lo conocí: tierno, irónico, luchador. 

Descansa en paz amigo. 

ALFREDO AYALA OJEDA

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