Las crónicas de la época no hablan de Antonio Navarro
"El Canario", como un luchador de primera fila... Pero si dejan
constancia de su plena dedicación y de la profunda devoción que sentía por la
Lucha Canaria. El Canario, era, parco en el decir y extenso en el hacer. Fue,
un novio fiel y eterno de la lucha: luchador, árbitro, Presidente del Colegio
de Árbitros... pero sobre todo un hombre de punto, de esos que hoy,
desgraciadamente, no se estilan.
Habíamos mantenido, desde los años sesenta una estrecha
amistad. Yo, por aquel entonces, era Delegado Federativo; el Árbitro... pero no
un árbitro cualquiera: él lo era con mayúsculas.
Cuando me metí en la lenta y complicada tarea de ordenar y
contrastar distintas páginas de la historia y orígenes de la Lucha Canaria para
mi serie de “Senderos Isleños”, me entrevisté con eruditos, lingüistas,
catedráticos, historiadores, periodistas, luchadores; devoré, con ansiedad,
casi todo lo escrito hasta hoy. Quería, para generaciones venideras, levantar
el acta de lo que había y poner las cosas en su sitio. Había mucha literatura y
demasiada información sin contrastar y yo no estaba dispuesto a seguir
orillando lo que entendía que era la verdad. Para ello apalabré a los
personajes que, a mí entender, debían hablar sobre distintos aspectos de la
lucha.
Para abordar la siempre polémica votación que unificó el
agarre dispuse que fuera Antonio Navarro, "El Canario". Un hombre que
luchó a “mano metida” y vivió otros agarres como “la retorcida”, “el moño” y
“mano abajo”. Sabía dónde encontrarlo porque éramos vecinos y fui en su busca
al céntrico barrio de las Alcaravaneras. Le dije: "Antonio, tengo un viejo
proyecto sobre Lucha Canaria que quiero ponerlo en marcha. Estoy pendiente de
conseguir unos pantalones de "Mano Metida". Tan pronto lo tenga en mi
poder quedamos.
Me dilaté más de lo previsto en conseguir los pantalones.
Pasaron los días y los meses. En ese período de tiempo me tropecé con "el
Canario". Le conté los problemas que tenía para hacerme con los
pantalones. Socarronamente, me dijo:
-"Amigo Ayala, a lo mejor cuando tengas los pantalones
te va a faltar el hombre...”
En el mismo tono le repliqué:
-No me harás esa faena Antonio...
Yo había hablado con la Federación, con Panchillo, con
Camurrita, con Conchita, la hija del Faro de Maspalomas. En fin con todo el que
podía tener los pantalones de esa época. Al final, el hijo de Juanito Mujica,
me preparó uno que pagué religiosamente y conservo como oro en paño.
Con todos los preparativos ultimados lo cité, para los
primeros días de diciembre, en el López Socas, junto a Víctor Almeida "El
Artillero", José Pulido "Camurrita", mi tocayo Alfredo Martin
“el Palmero” y Carlos Cabrera.
Se grabaron las declaraciones. Reinaba un buen ambiente.
"El Canario", se atrevió, incluso, a dar la voz de ¡ya! a una
agarrada de "mentirijilla" y a la vieja usanza, entre el Artillero y
Camurrita. Y como siempre ocurre cuando coinciden hombres de la lucha todo
terminó en una ilustrativa tertulia.
Cuando lleve de regreso al Canario a su domicilio, Antonio
me preguntó sobre la fecha de emisión del programa y le contesté que estos
trabajos de recopilación suelen ser lentos y que no estaba en mi ánimo sacarlo
hasta no tener todos los detalles atados.
De nuevo la chispa humorística del Canario salió a
relucir... Ahora que encontraste los pantalones y al hombre, a lo mejor pierdes
un espectador...
Noté en sus palabras un cierto tono de despedida...Días más
tarde, Antonio Navarro, El Canario, nos decía adiós en vísperas de aquellas
Navidades.
Hoy lamento profundamente la pérdida del amigo, del
luchador, del árbitro, pero sobre todo la desaparición de un valioso archivo...
Decía Pérez Vidal que lo escrito, escrito queda, pero que cuando se muere un
hombre desaparece un archivo. Y este es el caso porque junto con Antonio
Navarro, "el Canario", han desaparecido valiosos testimonios de
nuestro ancestral deporte.
¡Qué Dios lo tenga en la Gloria!
ALFREDO AYALA OJEDA
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