domingo, 14 de diciembre de 2014

CUANDO TENGAS LOS PANTALONES DE “MANO METIDA”, A LO MEJOR TE FALTA EL HOMBRE

Las crónicas de la época no hablan de Antonio Navarro "El Canario", como un luchador de primera fila... Pero si dejan constancia de su plena dedicación y de la profunda devoción que sentía por la Lucha Canaria. El Canario, era, parco en el decir y extenso en el hacer. Fue, un novio fiel y eterno de la lucha: luchador, árbitro, Presidente del Colegio de Árbitros... pero sobre todo un hombre de punto, de esos que hoy, desgraciadamente, no se estilan.

Habíamos mantenido, desde los años sesenta una estrecha amistad. Yo, por aquel entonces, era Delegado Federativo; el Árbitro... pero no un árbitro cualquiera: él lo era con mayúsculas.
Cuando me metí en la lenta y complicada tarea de ordenar y contrastar distintas páginas de la historia y orígenes de la Lucha Canaria para mi serie de “Senderos Isleños”, me entrevisté con eruditos, lingüistas, catedráticos, historiadores, periodistas, luchadores; devoré, con ansiedad, casi todo lo escrito hasta hoy. Quería, para generaciones venideras, levantar el acta de lo que había y poner las cosas en su sitio. Había mucha literatura y demasiada información sin contrastar y yo no estaba dispuesto a seguir orillando lo que entendía que era la verdad. Para ello apalabré a los personajes que, a mí entender, debían hablar sobre distintos aspectos de la lucha.

Para abordar la siempre polémica votación que unificó el agarre dispuse que fuera Antonio Navarro, "El Canario". Un hombre que luchó a “mano metida” y vivió otros agarres como “la retorcida”, “el moño” y “mano abajo”. Sabía dónde encontrarlo porque éramos vecinos y fui en su busca al céntrico barrio de las Alcaravaneras. Le dije: "Antonio, tengo un viejo proyecto sobre Lucha Canaria que quiero ponerlo en marcha. Estoy pendiente de conseguir unos pantalones de "Mano Metida". Tan pronto lo tenga en mi poder quedamos.

Me dilaté más de lo previsto en conseguir los pantalones. Pasaron los días y los meses. En ese período de tiempo me tropecé con "el Canario". Le conté los problemas que tenía para hacerme con los pantalones. Socarronamente, me dijo:

-"Amigo Ayala, a lo mejor cuando tengas los pantalones te va a faltar el hombre...”
En el mismo tono le repliqué:
-No me harás esa faena Antonio...
Yo había hablado con la Federación, con Panchillo, con Camurrita, con Conchita, la hija del Faro de Maspalomas. En fin con todo el que podía tener los pantalones de esa época. Al final, el hijo de Juanito Mujica, me preparó uno que pagué religiosamente y conservo como oro en paño.

Con todos los preparativos ultimados lo cité, para los primeros días de diciembre, en el López Socas, junto a Víctor Almeida "El Artillero", José Pulido "Camurrita", mi tocayo Alfredo Martin “el Palmero” y Carlos Cabrera.

Se grabaron las declaraciones. Reinaba un buen ambiente. "El Canario", se atrevió, incluso, a dar la voz de ¡ya! a una agarrada de "mentirijilla" y a la vieja usanza, entre el Artillero y Camurrita. Y como siempre ocurre cuando coinciden hombres de la lucha todo terminó en una ilustrativa tertulia.

Cuando lleve de regreso al Canario a su domicilio, Antonio me preguntó sobre la fecha de emisión del programa y le contesté que estos trabajos de recopilación suelen ser lentos y que no estaba en mi ánimo sacarlo hasta no tener todos los detalles atados.

De nuevo la chispa humorística del Canario salió a relucir... Ahora que encontraste los pantalones y al hombre, a lo mejor pierdes un espectador...

Noté en sus palabras un cierto tono de despedida...Días más tarde, Antonio Navarro, El Canario, nos decía adiós en vísperas de aquellas Navidades.

Hoy lamento profundamente la pérdida del amigo, del luchador, del árbitro, pero sobre todo la desaparición de un valioso archivo... Decía Pérez Vidal que lo escrito, escrito queda, pero que cuando se muere un hombre desaparece un archivo. Y este es el caso porque junto con Antonio Navarro, "el Canario", han desaparecido valiosos testimonios de nuestro ancestral deporte.

¡Qué Dios lo tenga en la Gloria!


ALFREDO AYALA OJEDA

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