domingo, 27 de noviembre de 2016

ALGUNAS TRADICIONES ISLEÑAS

Noviembre, lo reconozco, me tiene atrapado. Con el rabillo del ojo miro los últimos días de Octubre, con sus lunas que enamoran... Las fiestas en torno a las castañas con las tafeñas herreñas, como calendario que marcan los tiempos...

Los finaos, en toda nuestra breve y accidentada orografía... “San Simón, pequeñito y barbudito”, intenso festejo del pueblo más cercano a tierras americanas: Sabinosa... hasta desembocar en el ya tradicional “Tenorio” que polariza la atención en la capital grancanaria.

Y, mientras todo esto sucede, en la intimidad de las bodegas isleñas, rugen los nuevos caldos y empiezan a aromatizarse las calles de Icod de los Vinos, la Guancha, el Amparo, con el roce y fricción de las tablas de tea con el asfalto. Es la fiesta de los mas jóvenes que se deslizan por las pinas calles de estos municipios... Y allá, en el municipio más pequeño de las islas, en el Puerto de la Cruz, las calles van siendo invadidas por los cacharros, otra de las tradiciones de nuestro archipiélago...

También comienzan a escucharse los ensayos de villancicos y las animadas parrandas que hacen sus preparativos para estar dispuestos cuando lleguen las navidades. Y para esas fechas ya empiezan los ranchos de pascuas a preparar su repertorio, en Valsequillo, en los Arbejales, en Teguise, y las tandas en distintos lugares de la provincia tinerfeña.

Tampoco podemos olvidarnos del “Baile del niño” que se representa el día 24 de diciembre en Bajamar, El Sauzal, etc. o el "baile de la cunita", en el interior de la iglesia de Santa María de Guía...

Mientras, en la arena de la playa de Las Canteras, distintos artistas unen sus fuerzas y conocimiento para dar forma al monumental y tradicional Belén de arena.

ALFREDO AYALA OJEDA

lunes, 14 de noviembre de 2016

EL PÁNICO ESCÉNICO

Hay solistas o intérpretes, que son de otra echaúra o como diría la gente nueva, de otra galaxia. Algunos, que todavía no tienen talla para llegar al micro se agigantan cuando están sobre los escenarios o aquellos otros que reúnen condiciones interpretativas de premio y se acojonan cuando, a la hora de la verdad, están antes el micrófono. También los hay que cierran los ojos cuando cantan y quienes le tienen auténtico pánico a estar frente a frente ante el público...

Cuando creé y dirigí el programa de música popular “La Bodega de Julián” contraté un coordinador. Lo conocí de jovencito en Adeje, en medio de uno de los tantos “Tenderetes” itinerantes que monté para Televisión Española en Canarias. Me había impactado su voz y su estilo. Era una voz mas bien pequeña pero con una dulzura exquisita. Recuerdo que, tras el ensayo, le dije: “Mira a la cámara. Desafíala. Enamórala. Rétala. Mantenle fija la mirada...”. Sin embargo, le podía la timidez y mis palabras con la sana intención de darle el ánimo que necesitaba, de poco o nada sirvieron... Cantó un par de coplas y estuvo brillante pero yo sabía que podía dar más de sí... Después, tiempo hubo en que le perdí la pista. Muchas veces, también, acudí a mis dos paños de lágrimas: “El Puncha” y Jaime León, dos amigos que siempre estaban dispuestos para echarme una mano en cosas del folclore. Una de las veces el Puncha me respondió con cierto brillo ilusionado en los ojos: “Ahí sigue, madurando”.

Al poco, lo que son las cosas, en la romería del Pino, en la Villa mariana de Teror, me lo tropecé y tuve ocasión de escucharlo en una parrandita que se montó en el punto de encuentro donde recalan todos los tendereteros: El Puente.

Pero el problema seguía latente. Llegaba animadito y a medida que se acercaba la hora de la verdad, ya estaba con el nervio subido, la voz presa y el temblique como si le fuera a dar el tilingo...

Incluso, recuerdo aquella ocasión en que con todo montado y el ensayo realizado para la grabación de La Bodega de Julián, pues se quedó a medio camino y dijo: “yo no salgo. No puedo”. Nada, no te preocupes, otra vez será...

Se me pareció a aquel famoso torero, que desde el burladero miraba al toro y dependiendo del gesto del animal, decidía si salía o no. Y muchas veces, las protestas fueron tantas que el ruedo se cubrió de almohadillas.

Pero de una manera u otra, el niño que se hizo grande, continúa teniendo una voz y un gusto exquisito para entonar las cosas de la tierra.

Y me llevo la gran satisfacción cuando en algún programa de televisión o de radio, lo veo y escucho.

Y Perdonen ustedes que me reserve su nombre.

ALFREDO AYALA OJEDA

domingo, 6 de noviembre de 2016

FALLECIÓ EL GOFIÓN Y AMIGO TOMÁS ORIHUELA

Gofiones, Sabandeños y un puñado de grupos a partir de mediados de los sesenta, trazaron el camino para recuperar nuestro folclore. Poco a poco, desde distintos puntos de nuestra geografía, se fueron sumando poetas, voces e intérpretes y los aires de la tierras se rejuvenecieron. Tal es el caso del amigo recientemente fallecido Tomás Orihuela, que, en su ciudad de nacimiento, Gáldar, empezó a dar sus primeros pasos en el Orfeón Cardenal Cisneros y más tarde, a mediados de los 60 formó parte de la recién fundada Coral Polifónica de Las Palmas. Poco a poco, cerrando etapas, allá por 1.991 se enroló en el grupo Los Gofiones, donde permaneció durante unos 25 años.

Tomás Orihuela, de trato exquisito y amigo de ley, me sorprendió con sus dotes de reportero en aquella aventura gofiona que se tituló Crónica de la música Popular.

Descansa en Paz querido amigo.

ALFREDO AYALA OJEDA

lunes, 24 de octubre de 2016

EL MAL LO TIENE EN LA VISTA

Esta es una historia que escuché, afinando el oído, en la barra de un bar del municipio de Gáldar. La contaba, a voz en grito y con todo lujo de detalles pantomimos, un hombre de avanzada edad que daba la impresión de haber regateado, con dribling cortos, los reveces que le daba la vida en tiempos no muy lejanos...
Así, comenzó el relato: “Él, era un viejo perrero. Tenía pareja fama de entendido y tramposo. Conocía al dedillo el ambiente que se movía. Nunca lo vi dar un paso en falso. Sabía navegar, con repiquetes incluidos, por los intrincados caminos del trueque y las triquiñuelas... Tenía una gran pasión: los poderosos perros de presa canario y los podencos.


Iba siempre, endomingaito, con su chaqueta de hilo, gastada por el uso y tocado con un viejo y descolorido sombrero de fieltro. En la bocamanga de la chaqueta, una franja negra, de luto, que llevó de por vida por el temprano fallecimiento de su joven madre.
Él, se había criado y educado en la universidad de la calle y al decir de la vecindad era mas despierto que el hambre... Su fama de profundo conocedor de perros de la tierra se extendía a lo largo y ancho de toda la isla. Para cualquiera, tener un perro criado y cuidado por Juanito “El Talento”, era un artículo de lujo. Cuando Juanito buscaba el perro adecuado para que cubriera a un hembra joven ya se apresuraban los amigos para apalabrarle los cachorros.
Un día, desde el otro extremo de la isla, se acercó hasta los dominios de Juanito un, llamémosle “cliente” que quiso endulzarle el oído con una rociada de elogios. Pero Juanito, esta de vuelta. Los ojos del cliente se había clavado en un vistoso ejemplar, serio que tan sólo con ojearlo imponía respeto. Juanito, lo atajó: ¿desea algo...?
-Si, vengo desde el sur y me han hablado tanto de sus perros que he venido dispuesto para comprarle uno de sus ejemplares.

¿uno cualquiera...?
No. Quiero ese que tiene una estampa envidiable.
Usted lo quiere para pelearlo?
No, balbuceó el cliente...
Mis perros, respondió Juanito, no los vendo para que peleen. Yo los cuido mucho y, precisamente, ese que quiere yo no lo vendo. Le puedo ofrecer ese otro... Y Juanito, resuelto, le mostró otro ejemplar abardinado, con carácter...
¿ y cual es el mal que tiene este “bicho”?
¡¡ El mal, lo tiene a la vista!!
Convencido el cliente, arrancó con su perro.
Pocos días después regresó el cliente dispuesto a tener unas palabritas de tono subido con Juanito. Venia caliente, encochinao...
Juanito, me engañó usted... El perro que me vendió está ciego. No ve un carajo.
Sereno, pausado, Juanito le dijo. Yo no engaño a nadie. Yo le dije, cuando usted me preguntó: el mal lo tiene a la vista. Que usted no entienda de perros, es otra cosa...

ALFREDO AYALA OJEDA

miércoles, 21 de septiembre de 2016

LOS SÍMBOLOS, NO SE RESPETAN

No hace mucho contacté con ilustres personalidades con la sana intención de levantar un acta sentimental referente a costumbres y tradiciones sobre el símbolo de Canarias: La Palmera. En mi peregrinar por el Archipiélago tuve ocasión de ilustrarme con Francisco Navarro Artiles que me documentó sobre el uso de las palmeras en los lechos de los barrancos como firmes mojones vegetales que marcaban los lindes... También sobre la leyenda de San Diego de Alcalá...

En la isla de El Hierro, en San Andrés, Tadeo Casañas “El Sabio del Hierro”, me dió toda un sabia conferencia sobre el uso de los troncos de la palmera para colmenas (Corchos), vigas cumbreras, comederos, vasijas para grano, cómodos asientos o frescas esteras artesanas...

Con José Miguel Alzola, en la calle de la Peregrina, en su despacho, me documentó sobre la herencia de las palmeras en las islas. Porque la palmera, se heredaba, se arrendaba, mantenían serventías de paso de aguas, ofrecían el fresco guarapo, obtención de miel de palma, jugosas támbaras y comida para los animales...

En Tazo, Alojera, Tagaluche, Benchijigua, Tamargada, Valle Gran Rey, durante nuestra estancia nos facilitaron el dato que existían en la isla mas de cien mil palmeras que endulzaban el agreste paisaje de la isla...

Pero en mi peregrinaje por las islas, estuve alrededor de los artesanos de la palmera en el Valle de Haría en su afanosa construcción de seretos y en la isla de La Graciosa, Carmen, veterana artesana, trenzaba a la sombrita, brazas de empleitas pa confeccionar los tradicionales sombreros gracioseros...
Recuerdo, en aquellos tiempos, leer aquellos versos del recordado Victor Doreste sobre la Palmera:

Desflecada y bohémica melena,
címbrico pararrayos del desierto.
Monstruoso girasol al cielo abierto.
De la sed del camello verde antena.
De los mares sin agua eres sirena
y mágico clarín en el concierto
que sólo escucha el caminante,
incierto en la desnuda eternidad de arena.
Nido y andén de bélicos halcones son tus palmas,
que alegran los balcones
en el umbral de la Semana Santa.
Por eso: desde todos los rincones de cristiandad,
el hacha se levanta,
y cuanto más te hiere, más te canta.

O estos versos de Juanito Vera, en la Oliva (Fuerteventura)

El día que yo me muera
se mueren mis arbolitos
pues sé que nadie los riega
cómo los regaba Juanito.

Pues yo le hecho poquito
porque sé por experiencia
que cuando se esta flojito
se debe comer poquito
pero con mucha frecuencia.

Todas estas conversaciones con gente dispar me ha permitido hacer algunas incursiones sobre algunos árboles que se han visto al borde de su desaparición o no han podido resistir el paso del tiempo...


Foto extraída de www.laprovincia.es

Hace unos días, con gran alarde tipográfico y sucesión de imágenes dos palmeras gemelas, (las palmeras que inmortalizó el pintor Oramas) y que a finales de los 60 el naturalista Kunkel, intercedió por ellas para que no las engullera el trazado de la autovía a Tafira, quedaron desvanecidas, cuan largas era, en la finca de Pambaso, al pie del risco de San Nicolás. Leí una y otra vez las distintas crónicas de estas palmeras centenarias y se me encogió el alma cuando compruebo que ni los símbolos se respetan.

¡¡¡Qué pena!!! ¡¡¡Qué tristeza!!!

ALFREDO AYALA OJEDA

sábado, 27 de agosto de 2016

MI AGRADECIDO RECUERDO A TENO PÉREZ CRUZ

Éramos unos chiquillos de pantalón corto. Éramos vecinos y compartíamos espacio. Yo vivía en casa de mi abuela Felisa, mi padre regentaba una famosa tiendita que hacía esquina entre la calle del Cuerno y Pamochamoso y él, vivía casi enfrente...

Ni uno ni otro, aventurábamos cual sería nuestro futuro porque eran momentos difíciles... Acababa de finalizar esa maldita guerra entre hermanos y nuestro tiempo transcurría con estudios en el colegio Corazón de María, visitas a las carreras de galgos, en el palacio de los deportes de la época “El Viejo Campo España”, agarradas de lucha canaria, veladas de boxeo, demostraciones de poder y cantos de gallo de riña...

Otras veces, la finca de Valido, nos servía de despensa para trincar algunas piñas de millo para asaderos y barbas de millo para echarnos algún buchillo y aparentar que éramos mayores. También recuerdo con nostalgia aquellas mariscadas con improvisadas fijas para trincar alguna jaca pelúa y algún caboso despistado...

Venían tiempos de cambios... La piqueta del progreso empezaba a cambiar el paisaje y así, sin más, el viejo Campo España se transformaba en la Clínica del Pino; la playa de Lugo se la tragaba la Avenida Marítima y los Arenales poco a poco, los devoraban los Fuentes con su fábrica de ladrillos...

Por cuestiones de economía, mis padres se afincaron en el barrio de las Alcaravaneras y perdí con el amigo Teno, el contacto...

Pero andando el tiempo, en el Rastro, antes de aclarar el día nos tropezábamos con mucha frecuencia. Yo iba a la caza y captura de algún libro interesante y saludaba a Teno, que lo reclamaban los puesteros para ofrecerle algunas fotos viejas que él, religiosamente, pagaba. A veces, rebosando felicidad me mostraba alguna de ellas que, en verdad eran auténticas reliquias... Y poco a poco, no sólo le puso cara al paisaje de las islas sino también, poco a poco, aglutinó un valioso archivo que terminó entregando a la Fedac, para disfrute y conocimientos generalizados...

Teno se especializó en investigación etnográfica y publicó entre otros el valioso y documentado libro “La Vestimenta tradicional en Gran Canaria”, una publicación de obligada consulta...

Teno, con el que conté en distintos programas televisivos como Tenderete, aportó sus conocimientos y magisterio sobre la danza y la vestimenta tradicional... Y nos dejó distintas publicaciones.

Teno, se nos fue, sin apenas tiempo para despedirse. Hoy, nos llegó la triste noticia. Es esa noticia, que no quieres nunca recibir porque entre otras cosas, no solo me he quedado sin un amigo de verdad, sino que todos hemos perdido un valioso archivo...

Que Dios te tenga en la Gloria amigo.

ALFREDO AYALA OJEDA


martes, 8 de septiembre de 2015

Y FUIMOS PAL´PINO

Ayer, consensuado, decidimos vivir la romería del Pino desde otra perspectiva.  Queríamos evitar el desplazamiento con coche propio, subirnos en una guagua que fleta el Ayuntamiento de Gáldar y mezclados con una gruesa representación, llegar a Teror y disfrutar de los momentos que tanto a mi mujer como a mí, nos gusta. 

La fiesta, la romería, anunció que empezaría antes dada la gran participación…


Llegamos sequitos. Necesitábamos refrescar el gaznate y paramos en el bar de la esquina… Estaba a tope, no cabía un alma más pero nos abrieron paso y a duras penas llegamos a la barra: ¡¡Dos cervezas frías!!  Pagamos y cuando nos disponíamos a salir, el sonido de un timple nos atrapó. Su toque con auténtico sabor a la tierra, lo identificaba: “¡El Colorao!”… Nos pusimos de puntillas y allí estaba con una parrandita, pequeña pero sabrosa… Junto al Colorao, una voz con personalidad Sergio Cabrera, se arrancaba con una folía sentida y gráfica…


Abandonamos el local… Queríamos un poquito de aire fresco y nos dirigimos “al Puente”, el punto de encuentro de la gente divertida y parrandera… Nos encontramos con Juanma López, lejos de su hábitat natural “El Jardín Canario”, que buscaba el ambiente de unos clásicos de las fiestas del Pino: “La Parranda Cuasquías”… 

… Y el abrazo fraternal, cariñoso con Félix Román Morales “El Grande”, que venía desde la isla de Tenerife para participar en la ofrenda… Quedamos en vernos nuevamente, pero Teror, ya lo saben todos cuanto lo conocen,  es grande y en cualquier esquina te pierdes. Así que ni Lydia ni yo pudimos despedirnos del viejo amigo…


Sonaban pitos, chácaras y tambores, danzas y los rigurosos pastores. Eran los componentes del grupo herreño Joapira que, como siempre en fiestas y romerías son como un auténtico regalo…


Otro de los grupos que acaparan la atención: una amplia representación de la isla colombina, componentes de distintos grupos que se unieron para estar presentes en la romería….


Facaracas, parranderos, con temas divertidos animaba la representación del municipio de Gáldar… Allí, encabezándola, su alcalde Teo al que saludamos igual que a la incansable concejala Ana Teresa, y en primera línea la guapísima Guayarmina, Ariadna…


Así entre saludos, llegamos a los pies de nuestra Señora, como oferentes de los productos de la tierra… Lydia, entregó a la patrona un vistoso ramo de flores mientras distintos voluntarios iban depositando en el lateral de la Basílica, racimos de plátanos, cebollas, pimientos, tomates…


Me entretuve saludando a los amigos Antonio Betancor, compañero de fatigas, retransmisiones, nuestra voz en off en distintos documentales y presentador del programa Tenderete, mientras los pequeños, con décimas de nuestro Yeray Rodríguez, hacían de programa de mano para anunciar cada ofrenda… 


Y una sorpresa. Desde aquel año (1.985) en que acudí a la isla de La Graciosa como productor del programa Tenderete – primera ocasión en que se desplazaban nuestros equipos televisivos a la isla- no había vuelto a ver a la familia Toledo.  Y allí, con su humildad, me los encuentro con su vestimenta tradicional, ofreciéndole unas coplas a Nuestra Señora…

Ya la romería casi tocaba a su fin. Las fuerzas nos iban abandonando después de tanto ajetreo. Abandonamos el recinto de la romería y nos dispusimos a buscar un pisquito de sombra y comernos un bocata de chorizo de los nueces… “aboyaitos”, pero más contentos que unas Pascuas, fuimos en busca de la familia Toledo que en esta ocasión venían uniendo fuerzas con otra familia que ha sido y es representación y bandera de nuestro folclore: “los Corujo”. Allí vimos y saludamos a Domingo y a Florián, con el que hablamos de aquella guitarra de pico o timplarra ya reconocida a nivel mundial. También de nuestros encuentros en Paris de la Francia, con el otro maestro Blas Sánchez, así como en Venezuela…


Larga fue la charla, con José Manuel Toledo con el que continuo en contacto a través de “Fisbu”. Hablamos de aquel Tenderete de antaño, de la Bodega de Julián y de otros muchos proyectos que han quedado olvidados en camino. De su colaboración con el documental “Vivir en La Graciosa”, de pejines, jareas… Cada vez que lo encuentro por mucho que estiremos la conversación se quedan cosas en el tintero…

La Graciosa y los Toledo/Corujo fueron la muestra que en la Romería del Pino no faltó de nada. Hubo hasta incluso una petición del presidente del Cabildo Antonio Morales, que dijo entre otras cosas que a los políticos que no combatan el paro la Virgen del Pino debería darle unos cogotazos….

Oscurecía. Caminábamos lentamente enseñoreándonos con el ambiente… Recordaba el olor a carburo de aquellas turroneras de antaño que se mantenían junto a su caja de turrones esperando la llegada de un cliente. Si nos llamaba la atención algún detalle hacíamos  alguna que otra foto. Pero nuestra atención estaba centrada en los adornos que lucían los balcones… De pronto una parranda multitudinaria, divertida, amena, simpática, con paradas aquí y allá, nos regalaba su amplio repertorio… Era “La Parranda de Teror”, creo que es una parranda que debería presentar los papeles para que le den el record Guinnes por ser tan numerosa la participación… En tono coñón, le pregunté a uno de los que los acompañaban. ¡Coño si ya terminó la romería! ¿Qué grupo es este? Y casi enroñao me dijo: ¡¡La Parranda de Teror!!

Y seguimos la parranda hasta que llegó el momento de subirnos a la guagua y emprender el regreso.

ALFREDO AYALA OJEDA