martes, 21 de enero de 2020

CUANDO DON JUSTO MESA, ACARICIÓ LA IDEA DE ENFRENTARSE, EN DESAFÍO, AL FARO

Allá, por el año 1.975, se me metió entre ceja y ceja, publicar un libro sobre la vieja Lucha Canaria. Lo hice, movido por el cariño que le tenía a mi padre, Antonio Ayala, periodista, jefe de deportes del desaparecido periódico “El Eco de Canarias”, y corresponsal del deportivo diario, Marca. Mi padre, había trabajado recopilando información sobre la Lucha Canaria, de la que fue secretario de la Federación durante muchos años. Vivió aquellos acalorados momentos de la unificación del reglamento, ampliamente reflejados en el libro. También, otros trabajos sobre fútbol, boxeo, vela latina, etc. Mi padre, falleció en 1973, y yo, conocedor y colaborador de su obra, me empeñé en sacar a la luz un libro, (agotado), que titulé: “La Lucha Canaria” y años más tarde, preparé y dirigí un documental para la serie etnográfica de TVE “Senderos Isleños”, bajo el título: “Sobre la Lucha Canaria”. Queda claro que mi gran pasión es la lucha canaria. 

Dicho esto, en el libro, se hacía referencia a un posible desafío entre el campeonísimo don Justo Mesa y el hombre del momento: el hercúleo y también campeón, José Rodríguez Franco “Faro de Maspalomas”. El encuentro, entre estos hombres de leyenda, fue muy esperado por los incondicionales de uno y otro luchador, aunque nunca llegó a celebrarse... 

Hoy, repasando mis documentos, me tropiezo con una larga crónica publicitada en el periódico “La Provincia”, el 27 de agosto de 1.995, en el dominical, cuadernillo donde escribía, sus “Siesta de Memorias”, el cronista oficial de Gáldar, Martín Moreno. En esta fecha, Martín Moreno, contaba con pelos y señales, aquella ocasión en que, Andrés Medina, al que nunca le gustó practicar la lucha, derrotara a la voz de ¡ya! a don Justo. 

Don Justo, que llevaba muchísimo tiempo sin caer, le escribió, insistentemente, cartas pidiéndole el desquite. Pero ese encuentro de “rasquera” nunca llegó a celebrarse porque Andrés Medina, tras su sonada victoria, no volvió a ponerse los pantalones de lucha. 

Pues por esa época, allá, en la pila de Telde, había un hombre que tan solo verlo salir al terrero, daba escalofrío. Espigado, rozando los dos metros, músculos de acero, ateado, estaba sembrando el pánico en los terreros. Era, el Faro de Maspalomas, del que se contaban toda clase de hazañas: ...que si ahogaba con la cabeza, la fuerza del motor de un pozo ...que si mataba un cochino, de un puñetazo ...que si levantaba el arado, como si fuera una caña de pescar ...que si le pegaba una burra a una platanera y la tumbaba...  en fin, tantas cosas se contaban.
Ilusionado por medirse con este nuevo “As”, don Justo acarició la posibilidad de un desafío, con el título en juego, que en ese momento estaba en poder del Faro... 

Don Justo Mesa, empezó con sus blandeos hasta ponerse a puntito... Fue entonces cuando le pidió a Andrés Medina, que fuera a ver un entreno del “Faro”... Y Andrés, fue. Vio, volvió y dio su impresión... Así lo cuenta el amigo Martín Moreno: 

“Tantas horas como las que caben en un día, nos costaría convencer a don Justo para quitarle esa idea de la cabeza. 

-Entonces, usted... ¿Cree que lo mío es una locura, que yo no soy hombre para “El Faro”? 

-Lo de “hombre”, déjelo aparte, don Justo. 

-¿Entonces? 

-No es cuestión de hombría, sino “de quintas”. Usted es de ayer y él de hoy. Y eso no tiene remedio. Piénselo, don Justo. 

Lo pensó y se arrepintió. "

Nota: se decía que don Justo – que atravesaba un momento económico delicado- le llegaron a ofrecer 25.000 pesetas (de las antes) por celebrar el desafío. Pero don Justo, prefirió prestigio antes que dinero... 

Así era nuestra gente. 

ALFREDO AYALA OJEDA

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