lunes, 5 de enero de 2015

LA PIEDRA DE LOS VALIENTES

Tiempo hubo en que quise llegar un poquito más allá y buscar por nuestra geografía las distintas “piedras de los valientes” que habían en nuestras islas…. Tuve, por supuesto, intentos fallidos y largas e inútiles caminatas… Pero podía más mi curiosidad que los reveces que me imponían la falta de orientación y mi poco hábito a caminar por pinas laderas…

Pero un día, conocí a Emiliano Guillén… Entusiasta que me llevó a conocer la, para mí, mítica “Piedra de los Valientes”… Habíamos quedado en Arico a una hora temprana y llegamos puntuales a la cita…El guía, como siempre, me dijo cuando emprendimos el camino que estaba ahí cerquita de la carretera. Pero caminamos y caminamos y parecía que no íbamos a llegar nunca….Cada vez veíamos el Teide como se nos agigantaba al acercarnos a él y aún quedaba un buen trecho para llegar… Hasta que por fin, en un lado del camino, en un terreno con muestras de haber estado despejado y limpio en otros tiempos, nos encontramos frente a la desafiante y auténtica Piedra de los Valientes.


PIEDRA DE LOS VALIENTES

Había distintas piedras, algunas rodeadas de otras pequeñas que la encerraban en un círculo…. Eran de distinto tamaño, pero una era desmedida… y como siempre aparecieron las conjeturas… así a ojo yo le pongo uno 150 kilos otros le ponían menos…

La piedra era mal amañada para cogerla. Incluso entre dos lo intentamos pero nadie la movió… Emiliano, que conocía la zona como la palma de la mano, me dijo pues todavía vive la última persona que le “dio aire” a esta piedra… (Darle aire a la piedra es despegarla del suelo)

¿Y dónde esta ese hombre? Emiliano.
Me dijo aquí, en el pueblo…. Hicimos unas fotos para el recuerdo... 


EQUIPO DE "SENDEROS ISLEÑOS", JUNTO A LA PIEDRA DE LOS VALIENTES

Y emprendimos el regreso… cuesta abajo parecen que las penas son menos, le dije a Emiliano…

Es que la caminadita se las trae y sobre todo estar caminando por el medio de pinocha, sin el calzado adecuado y sin estar acostumbrado, se pega al riñón…

Tenía prisa por llegar. Quería estar frente a frente al último titán capaz de "darle aire" a esta mítica piedra. Tocamos en una modesta vivienda y nos salió una señora. Pregunté por su padre… un momento… y tras unos minutos de espera apareció un cacho hombre de mucho cuidado. Era, Don Alfonso Morales, y nos atrevimos a molestarle lo suficiente hasta que, amablemente, accedió a una entrevista.

Es D. Alfonso Morales, a sus recios ochenta y tres años, la imagen misma del hombre sencillo y serio, pleno de una fortaleza y un vigor empleados en el trabajo interminable de los campos. Es un anciano de noble apariencia que nos causó respeto y admiración. Estábamos ante un gigante bondadoso y discreto, que no le da importancia a lo que ha hecho. Estábamos ante un auténtico guanche redivivo, tal como la imaginación y el sentimiento nos lo dibujan.


Don Alfonso, cuando me dio la mano, se notaba a pesar de sus ochenta y tantos años, el fecho que tenía… que era un hombre trabajado y fuerte… que no le daba importancia a lo que había hecho y nos demostró con “geito” como la agarraba para levantarla…

Nos despedimos de don Alfonso y nos fuimos a otro lado de la isla. Emiliano, se quedó en Arico y yo seguí hacia el museo de Cha´Domitila, donde se decía que había una piedra…

Bullía en mi cabeza historias, hechos aislados que hablaban de distintos hombres que habían intentado superar el desafió que brindaba la Piedra de los Valientes y es que de una manera u otra, desde siempre, el hombre ha venido rindiendo culto a la fuerza… en las islas, a través de la transmisión oral, escuchamos testimonios de hombres que acudían a ganar o perder prestigio ante la piedra de los valientes… una de esas piedras, quizás la mas interesante, quebrada por la embestida de un tractor, reposa en el interior del tinerfeño museo de Cha´Domitila.


MUSEO CHA´DOMITILA

La maltrecha “Piedra de los Valientes”, está rodeada de historias y leyendas; de hombres y nombres que acudieron a ella para levantarla… muchos, lo intentaron; pocos, lo consiguieron…

Reconozco que cuando me abrieron el museo para visitarlo, fui derecho al lugar donde estaba la piedra de los valientes… En cuclillas, la toqué por primera vez…. Sentí el cosquilleo de la emoción y me invadían los recuerdos mientras leía con detenimiento la artesana placa de barro, que como acta notarial, me trasladó a hasta épocas lejanas…

“La piedra de los valientes estaba situada en la montaña de la Corredera, en el camino de Chasna y se utilizaba para desafíos entre guanches. Su peso se calculaba entre 15 ó 20 arrobas” (la arroba oscila entre 11.502 y 12.5 kilos)

Este es uno de los capítulos que he querido mostrar para conocimiento de todos. En la próxima ocasión les hablaré del arado, del levantamiento de arado que popularizó otro Hércules, José Rodríguez Franco “El Faro de Maspalomas” modalidades que hoy están encuadradas dentro del grueso cuaderno del deporte donde han ido a parar para conservarlas.

ALFREDO AYALA OJEDA

1 comentario:

  1. Buenas. Estoy muy interesado en este tipo de piedras, con "tradición". Espero visitar las dos piedras de las que habla en el artículo el próximo mes. ¿Se grabó programa de esta visita a la Piedra de los Valientes? Si fue así, ¿hay algún modo de verlo? Muchas gracias.

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