jueves, 24 de mayo de 2018

A FRANCISCO MORALES, UN AMIGO DE LEY

De mis primeros trabajos televisivos, en Lanzarote, recuerdo al amigo Francisco Morales. Joven, dispuesto, servicial, echó su manita para allanarnos el camino para que programas como “El Pueblo Canta”, “Canarias Viva”, pudieran llegar hasta ustedes. Francisco, era todo un enamorado de nuestro folclore. Nanino y Francisco se tenían en gran estima. Cada vez que recalábamos por Arrecife, allí estaba Francisco esperándonos y prestándonos su apoyo. Conocí a Francisco en una de las tantas recaladas por la isla. En un barcito, en la capital, mientras esperábamos para almorzar se remontó al pasado. Un pasado cercano… Yo, querido amigo, -me dijo- fui fundador de la Agrupación folclórica Coros y Danzas de Arrecife, donde conocí a mi mujer Amelia Torres. La fundé junto a la familia… También la parranda Tao-Arrecife y ya más reciente el grupo Charco de San Ginés…. Pero mí vinculación con el folclore me llegó mucho antes y de jovencito me recorría la isla ambientando los bailes de Candil, acompañado de Pedro Rodríguez y Manuel Cabrera…También fui vocalista de la Orquesta Lido, cuando amenizábamos las tardes o las noches con música en vivo en salas de fiestas y sociedades…

Pero cosas de la vida o de la modernidad. Francisco empezó a ser conocido o popular a raíz del programa que dirigió Fernando Díaz Cutilllas. Muchas intervenciones tuvo el solista conejero en “Tenderete”. Sobre todo, dejaron huella aquellas “seguidillas” en el “mano a mano” con otro lanzaroteño de lujo, Ico Arrocha. “Seguidillas” que se interpretaron en 1.984 en el programa especial dedicado a Esteban Ramírez de León y que fue motivo para que se grabara un disco de larga duración, en vivo y en directo.

Cutillas y Morales, estuvieron muy unidos. Fue una amistad duradera hasta que un día de diciembre Nanino nos dijo adiós. Con el fallecimiento de Nanino yo me quede, junto a Tony Santana, dirigiendo el programa y en distintas ocasiones nos visitó el amigo Francisco Morales para deleitarnos con honradez interpretativa. Para mí, Francisco de voz potente, clara y enérgica fue un distinguido solista que nunca nos dejó indiferentes. En un programa dedicado a la familia recibí en La Bodega de Julián, en Telde, a la familia Morales-Torres, al completo. Venían afinaditos como gallos de pelea y Amelia, Nely, Nuria y la nietita, nos deleitaron con su estilo personal.  Mi amistad que Francisco Morales siguió inquebrantable y hasta los últimos momentos manteníamos alguna charla telefónica que siempre giraba en torno al folclore y a la salud.   

En esa actuación a la que me refiero en la Bodega de Julián la familia cantó el tema compuesto por Juan Brito “Oh Madre Mía” …

En el año 2011 sufrió una parálisis cerebral que le imposibilitó seguir subiendo a los escenarios. Embargo el programa Tenderete que dirige el amigo Carmelo Cipriano lo invitó creo que en el 2016 para que contara algunas anécdotas o sucedidos en Tenderete y no pudo resistir la tentación de arrancarse con una isa.

El folclore está de luto. Se nos ha ido un cantor y un amigo, un amigo de ley.

ALFREDO AYALA OJEDA

martes, 1 de mayo de 2018

LOS MAYOS

Mayo, es el mes por excelencia. Un mes repleto de costumbres y tradiciones. Periodo de Cruces, enramadas, trasquilas, fiestas del Queso y, sobre todo, mes del culto a la floración.

Por estas fechas, conservo con cariño y admiración aquella estancia en la isla de La Palma, concretamente al barrio de Las Nieves, donde la asociación de vecinos puso su empeño en recuperar “Los Mayos”, que durante un largo periodo había desaparecido.

Marina Duque, la presidenta de la asociación por aquellos años (1.992), siguiendo las indicaciones de sus tías reunió a un puñado de entusiastas vecinos y se puso manos a la obra, con el firme propósito de dar vida a esta manifestación que alcanzó gran popularidad en la isla, pero que el progreso poco a poco la fue debilitando.

 “Los Mayos”, tienen similitud con los que se celebran en Terceira (Azores) o Machico (Madeira). También en Alhama (Murcia), donde han sido distinguidos desde 1.990, Bien de Interés Regional y posteriormente con el título de Interés Turístico Nacional.

Los Mayos, son unos muñecos de trapos, grotescos, que representan durante su corta vida, la picardía, la crítica social, el humor y la denuncia, sobre distintos hechos. Son unos muñecos que el barrio de Las Nieves, en la capital palmera, cobraron nueva vida en vísperas de las elecciones de 1.982, haciendo una representación estática sobre la política y sus situaciones.

Nosotros, para la serie etnográfica “Senderos Isleños”, de Televisión Española en Canarias, tuvimos ocasión de grabarlos con toda clase de detalles y declaraciones en 1.992. En esa ocasión, más de un centenar de machangos, fueron estratégicamente distribuidos dando apariencia de realidad a momentos puntuales como accidentes de tráfico, atropellos de ciclistas, pintores en fachadas, reunión de tenderete, en recibidores de las casas, en jardines, cociendo, etc. 

Son unos muñecos vestidos con ropas viejas y caras pintadas con rasgos humanos, de trapos que representan una crítica humorística sobre distintos hechos... Los muñecos se distribuyen, estratégicamente, por distintos puntos de la zona simulando un accidente, trepando por las fachadas, pintando paredes, reunidos en “tenderete”, en las entradas de las casas, en juegos tradicionales... Cada uno de estos muñecos, se colocan con la decoración correspondiente, convirtiendo estos lugares en un auténtico museo al aire libre, en la que se reflejan escenas casi olvidadas en el tiempo.

Les recomendamos realizar una visita, por el barrio de Las Nieves. Le garantizamos que disfrutará de lo lindo.

ALFREDO AYALA OJEDA

domingo, 29 de abril de 2018

LAS CRUCES DEL PINAR

En el pueblo del Pinar
tenemos una gran virtud
todavía conservamos
la Fiesta de la Cruz.


 “Vestir la Cruz”, es una vieja tradición que se refleja en el “pique” que sostienen, desde antiguo, los pueblos de Taibique y Las Casas, en el nuevo municipio de El Pinar, en la isla de El Hierro.  Hace algunos años, tuve la fortuna de vivir con los grupos que visten la cruz, todos los entresijos de los preparativos. Me resultó plausible y gratificante compartir el riguroso secreto en que se llevan todos los preparativos. Incluso, al caer la noche, con la finalidad de evitar “tentaciones”, una persona se convierte en celoso guardián custodio de las valiosas prendas cedidas para adornar la Cruz.

Cuenta la tradición que, hace muchísimos años, vestir las cruces del Pinar era cosa de los barrios Taibique y El Gusano, pero al empezar el barrio de Las Casas a realizar su cruz, desapareció la del Gusano.

La responsabilidad de “vestir la Cruz”, recae en las mujeres. Son ellas las que diseñan y elaboran los diferentes pasos encaminados para embellecer la Cruz.

Vestir la Cruz, ha ido evolucionando. Antiguamente, La Cruz, se vestía con flores, con frutas, con lazos o con tarjetas postales. Sin embargo, fruto de la emigración, con la llegada del poder económico de los indianos, los antiguos adornos fueron sustituidos por joyas: cadenas, medallas, anillos, pendientes, etc.

Las joyas se solicitan entre la vecindad. La petición corre a cargo de un amplio grupo de jovencitas se encargan de pedir durante días, en la calles o puerta a puerta. Ellas, llevan una libretita en la que por medios de dibujos describen la filigrana de orfebrería de cada una de las prendas. También le anudan una hebra de hilo de colores para evitar confusiones en el momento que, una vez finalizada la fiesta se devuelvan a sus propietarios. El hilo y el dibujo son como acta notarial que se da fe de propiedad.

Pero las tradiciones a veces cambian y se acomodan a los nuevos tiempos. Antiguamente, también, las portadoras de las cruces eran solteras y vírgenes, y de boca en boca corría la leyenda que al año siguiente las cuatro señoritas, contraían matrimonio. Hoy no, hoy las andas de la cruz la llevan cuatro mujeres y pueden ser solteras, casada o viudas.

Vestir la Cruz, es un ejercicio pensado y meditado durante largo tiempo. La Cruz, tiene aproximadamente un metro de altura. Se forra con tela y poco a poco, una vez seleccionadas las joyas que servirán de adorno, se equilibran a uno u otro lado. A veces, yo fui testigo, una joya que pendían del cuello de una vecina, las chicas le pidieron esa prenda con la que estimaban compensaban la Cruz. La donante, sin pestañear, la cedió.


Con las cruces vestidas cada una, acompañada por los bailarines danzando al compás que marcan las chácaras, pitos y tambores, se encaminan hasta el pino Granadillo donde las cruces, por primera vez se ofrecen, de manera comparativa, a los ojos de cuantos acuden al lugar. Después de la santa misa, las cruces, junto a la virgen de la Paz se procesionan y terminan en la plaza Grande del Pinar, donde la fiesta logra su máximo esplendor. En ese momento se ofrece a los visitantes, quesadillas, queso herreño y vino de la tierra y se aprovecha el momento para que los visitantes se hagan algunas fotos junto a las Cruz para el recuerdo.

También, algunos gallos tapaos, aprovechan la presencia de Pitos, chácaras y tambores para dar rienda suelta la imaginación y empezar una porfía con una sabrosa Meda, un aire que está a punto de desaparecer.

ALFREDO AYALA OJEDA

viernes, 6 de abril de 2018

TIEMPOS DE TRASQUILA

Tiempo hubo en que los amigos de lo ajeno, llegaban a las pensiones a hospedarse con una maleta llena de crin. Durante su breve estancia descocían los colchones, le sacaban la lana y la sustituían por crin. Como crin se conoce a esa cabellera que lucen algunos animales en la parte posterior de su cuello y, también, a los filamentos elásticos, flexibles que se obtiene de las hojas del esparto y de ciertas algas y musgos que se emplean en labores de artesanía para rellenos.

Pues en esa época, la lana era valorada y apreciada cosa que aprovechaban los cacos para hospedarse en paradores, pensiones, hostales, para vaciar los confortables colchones la lana, sustituirla por crin, meterla en la maleta y abandonar el hotel sin llamar la atención.

Tener un colchón de lana, era un lujo. Yo, de pequeño, en el patio de mi casa, junto a la familia, mi madre, periódicamente, descocía los colchones y sacaba aquellos ovillos de crin apelmazados para esponjarlos y dejarlos más suaves.

Pero aquello, claro, eran otros tiempos. Hoy, la lana, en nuestras islas no tienen valor. Tampoco, por el escaso valor, hay cacos que se dediquen a estos menesteres…

Incluso recuerdo, que en una de las tantas trasquilas a la que he asistido. Los pastores empezaron a amontonarla en un lugar señalado para hacerle entrega, decían, a un responsable saharaui que la transportaba hasta Tinduf para confeccionar prendas de abrigo. Pero a la trasquila siguiente volví, para vivir el momento de esa ayuda mutua entre pastores y familiares. Allí, seguía la lana, amontonada, sucia por el paso del tiempo…

También recuerdo a una mujer entradita en año, que esperaba pacientemente que trasquilaran a una de las ovejas, negra como la noche, para llevarse el vellón de lana que necesitaba.

Pero de una manera u otra, los pastores continúan asistiendo a las pelas o trasquilas. Son, los pastores, como de otra raza y cuando llegan los primeros días de la primavera acuden a distintos lugares para pelar a su ganado y despojarlos de su traje invernal. En lugares como en La Gomera, los pastores las pelan para que abandonen los altos de la isla y bajen de las alturas, a zonas más cómodas que gozan de mejor temperatura. Así el ganado, en semi libertad, dependiendo de la estación, está en los altos o busca otros bocados de hierbas más secas en las orillas de los montes.

Es tiempo de trasquila. Tiempo de celo en que los carneros, buscan cubrir a las hembras y pelean para derrotar a los competidores.

En la España peninsular, las ovejas siempre tuvieron un importante valor.  Asociaciones de pastores y ganaderos, creado por ellos mismos y elevado a institución oficial autónoma por el rey Alfonso, en 1.273 y que gozaron de protección hasta 1.837. La consideración de las ovejas creció considerablemente con la aparición de la merina que se calculaba que los grandes rebaños castellanos, extremeños y aragoneses llegaron a un número próximo a los 20 millones de cabezas. La raza, según los estudiosos, llegó a tener tal importancia que llevar fuera del país a ejemplares vivos se castigaba hasta con la pena de muerte.

Pero ahora, en las islas, es tiempo de trasquila, de pelas y desrabao. Tiempo de poner en práctica ese código de ayuda mutua entre pastores. Tiempos de hoy por ti y mañana por mí…

Bueno y como los pastores son, para mí como de otra raza, les dejo algunos dichos o refranes:

Unos llevan la fama y otros escardan la lana.

Canta la rana, y no tiene pelo ni lana.

Ir por lana y volver trasquilado.

Unos tienen la fama, y otros cardan la lana.

Hay quien mea en cacharro y no suena y quien mea en lana y truena.

ALFREDO AYALA OJEDA

martes, 20 de marzo de 2018

LOS GOFIONES: PREMIO CANARIAS

Corría 1.968, cuando Totoyo Millares reunió, en una de las salas del Jardín Canario, en Tafira, a un puñado de inquietos y preocupados folcloristas. No podía imaginar que, andando el tiempo, cincuenta años más tarde, el grupo que atravesó momentos delicados pero que nunca perdió el norte, iba a ser reconocido con el Premio Canarias. 


Aquella iniciativa tenía por objetivo revitalizar el folclore de nuestras islas falto de pureza y estilo tradicional. Pero aquellos pasos iniciales de estos distinguidos cachorrúos, despertaba la preocupación de las autoridades de aquel entonces, porque en las islas empezaban a latir momentos de cambio: Llegaba el turismo, el éxodo del campo, la rebeldía en la moda con la aparición de la “minifalda”, “los pantalones campana”, el movimiento Hippie y hasta se tambaleaba aquella Sección femenina de la Falange tradicionalista y de JONS, organización del régimen franquista, que impuso proyectos regionalistas como Coros y Danzas de España. 

Ese y no otro, era el ambiente social que se respiraba cuando nacieron Los Gofiones. Dos años antes, Los Sabandeños habían hecho su aparición. Ambos, se lanzaron en busca de los temas perdidos. Se tenían conocimiento de isas, folias, malagueñas, polcas y algo más, según cuenta Sergio García Beltrán, componente y fundador de Los Gofiones. Creaciones, rescates, empezaron a sucederse. Tras estos dos grupos aparecieron otros muchos... Campesinos, Faycanes, Sancochos, Granjeros, etc. 

El folclore, en toda su amplitud, volvía a trasmitir pureza. Al poco, nació Tenderete... Su aparición en la programación de la única televisión de la época, era peligrosa. Atentaba contra la seguridad de lo establecido que cada martes, ante el televisor se reunieran tantos canarios y el programa, que no se emitía en directo precisamente por ese temor, estaba señalado por el dedo acusador. Ni grupos, ni TVE, eran sospechosos de nada, pero a ojos de las autoridades, eran culpables de todo. 

Los Gofiones, se estrenaron con rotundo éxito en el Teatro Pérez Gáldos. Al año siguiente, grabaron su primer disco y Nuestro poeta Agustín Millares les dedicó este poema: 


MANO A MANO CON EL PUEBLO 

La luz que va de las manos 
cuando el pájaro es silencio 
y el mar avanza quitado 
como si fuera de fuego 
más la voz vuelve a los labios 
y el canto suena de nuevo 
Mano a mano 
risa y llanto 
púa y fuego 
timple y pandero sonando 
si soy poeta del pueblo 
tengo que seguir cantando 
mano a mano con el pueblo. 
…. 

Ayer, conocíamos la noticia: Los Gofiones, en cultura popular, distinguido con el Premio de Canarias. Es el último y merecido galardón. Y yo al conocer la noticia, un cosquilleo de emoción me recorrió el alma. Revivía viejos recuerdos que por un momento, cuando empecé a escribir estas líneas quise recordar, ¡¡pero son tantos!!. Son 50 años de historia… ¡¡Toda una vida!!.

ALFREDO AYALA OJEDA

miércoles, 7 de febrero de 2018

LOS CARNEROS DE TIGADAY, DECLARADOS BIEN DE INTERÉS CULTURAL

A la isla de El Hierro, le he dedicado gran parte de mi vida profesional. Largos años en que, primero con el inolvidable Nanino Díaz Cutillas, en programas como El Pueblo Canta, Canarias Viva o Tenderete, fuimos levantando el acta de lo que había en esta alejada isla… Después, con otros programas que creé, dirigí o colaboré, fui ampliando mis conocimientos, mis vivencias: mudanzas, tafeñas, rituales de la noche de San Juan, historias sobre los cuervos parlanchines y distintos capítulos de la serie Senderos Isleños como “Sones y silencios”, dedicado a los “margareos”, la pesca mediante “cantos de llamados a morena”, “romería de San Juan”, “Jardín de la sal”, “Guinea los Juaclos”, o la Bodega de Julián, donde se recogía gran parte del extenso y único folclore musical de la isla de El Hierro.
 
Pero andando el tiempo, Televisión Española se modernizó. Contaba con mejores medios y las grabaciones en cine 16mm, estaban siendo reemplazadas por el video. Una pequeña unidad móvil, a la que se le podía aplicar tres cámaras, llegó a los centros de Las Palmas y Tenerife y nosotros, con un pequeño equipo empezamos a recorrer las islas con una nueva iniciativa: “Canarias viva”, programa dirigido por Guillermo Aguado, presentado por Nanino Diaz Cutillas y yo como productor. Uno de los primeros desplazamientos fue, precisamente, al Hierro. Allí, en aquellos tiempos, el hoy espléndido, hotel más pequeño del mundo, era un montón de ruinas y el poblado de Guinea, dormía el sueño de los justos, cubierto por las agresivas ramas de calcosas (vinagreras) y al pie de la fuga de Gorreta una machacadora devoraba la base del risco, auténtico santuario de los lagartos más famosos de la isla.

Tejeguate, iniciaba su andadura, Benito Padrón y su hijo Ramón, eran los fundadores. Pues hablando con Benito, aunque era el mes de junio, hablamos de los “Carneros de Tigaday”. Después de una larga conversa, estudiamos la posibilidad de grabarlos, aunque estaba fuera de tiempo. Todos, cada uno con los medios al alcance, se pusieron manos a la obra. En la casa de Benito se empezaron a lavar las asaleas, a peinarlas y prepararlas y a darle lustre a las imponentes cornamentas. Se buscó canfort para teñir el cuerpo de los participantes… Se colocó sobre la unidad móvil un megáfono y en cada vuelta que dábamos por los distintos rincones de la isla, solicitamos el apoyo del público para acudiera a la cita con la tradición. El ambiente, crecía. Todo, para el día señalado estaba a punto… Y al caer la tarde, cuando el sol se escondía, apareció el pastor “El Loco”, blandiendo un machete que, tras fricción contra las piedras, soltaba chispas de fuego que sembraban el miedo… Los más menudos, se escondían tras las faldas de sus madres para evitar las embestidas de los carneros…

Los “jierros” y cencerros, sonaban por la larga calle. El gentío acudió a la cita y la estampa carnavalera, el alboroto, el griterío se enseñoreó por el municipio y el carnaval tradicional cobró vida.

Después, con Benito y su hijo, tuvimos muchísimos encuentros. Pero de este carnaval tradicional es del que guardo un feliz recuerdo porque Benito, hombre honrado, trabajador y preocupado por las cosas de la tierra, por sus costumbres y tradiciones. Benito Padrón, había rescatado cuando terminó la guerra, la tradición de los Carneros y aquel día fue un hombre feliz.

Después, para Senderos Isleños, en el capítulo “Botargas”, nos hizo estas declaraciones que hoy reproducimos.


DECLARACIONES DE BENITO PADRÓN:


El Ayuntamiento de La Frontera celebra la declaración de los Carneros de Tigaday como Bien de Interés Cultural (BIC), "una fiesta representativa de la isla de El Hierro".

Estas declaraciones se producen después de que el Consejo de Gobierno de Canarias declarara a los Carneros de Tigaday BIC, con lo que se garantiza para futuras generaciones esta manifestación que escenifica la relación de los antepasados herreños con la naturaleza.

El alcalde de La Frontera, Pedro Miguel Ángel Acosta, ha valorado esta "gran noticia" para el municipio y para la isla y ha agradecido a Benito Padrón y a su hijo Ramón que hayan rescatado la tradición.

"Un pueblo debe fomentar su folclore y su cultura para mantener su supervivencia", expresó Ramón Padrón, Medalla de Oro de Canarias, precisamente por su trabajo de recuperación de las tradiciones populares de El Hierro.

El portavoz del colectivo de carneros, Iván Padrón, hizo referencia a todos los que llevan "muchos años" siguiendo con esta tradición y la han mantenido en el tiempo. 

Los Carneros saldrán a la calle los días 11 y 13 de febrero. 

ALFREDO AYALA OJEDA

viernes, 19 de enero de 2018

A PERICO LINO, LA VOZ GOFIONA

La veterana, prodigiosa, cálida y profunda voz de Perico Lino, se apagó en la mañana de ayer. Por fortuna, nos queda el grato recuerdo y una amplia discografía, en la que podemos seguir disfrutándolo. Se nos fue el amigo, el cantor que acunaba el más puro sentimiento y que atesoraba un estilo inconfundible…

Lo recuerdo, la nostalgia me envuelve, entrando en los modernos estudios televisivos de la Plazoleta de Milton, (1.971) con su guitarra, su espléndido mostacho, sus gafas oscuras de gruesa montura y su amplia sonrisa... Allí, con Nano Doreste, Paco Sánchez, Eduardo Moreno “El Chachón”, Ciro Morales, Juan Socas, Eduardo Guerra, Joaquín Naya y otros muchos que cada martes se reunían en el plató para iniciar el mítico programa Tenderete… Nanino, le tenía en gran estima y por su seriedad, le decía “El As de bastos” …
Perico Lino, se pasaba horas enteras, cuando tenía 16 años, oyendo a los maestros de la Parranda de Educación y Descanso, en la calle León y Castillo, donde andando el tiempo se estableció el restaurante Tenderete del amigo Pepe Luján, participando en el cuerpo de baile. Más tarde perteneció a los Coros y Danzas de España con cuyos componentes se desplazó a la península y a la perla de las Antillas como solista y músico. Contaba Perico Lino que por ese tiempo estaba realizando el servicio militar y puso como condición para el desplazamiento, que solicitaran el permiso a sus superiores. Con la autorización en el bolsillo realizó el desplazamiento.
Tiempo atrás, convocado por Totoyo Millares y junto a un puñado de enamorados de lo nuestro, se había reunido en el Pueblo Canario para ir dando forma a un grupo capaz de investigar, rescatar y transmitir la creación de lo que hoy conocemos como “Los Gofiones”. Perico Lino, alma mater de Los Gofiones, ha pertenecido a esta distinguida agrupación de música popular, durante casi 50 años.
Los Gofiones, hoy considerados como uno de los mejores grupos musicales de Canarias, se fundaron en Las Palmas de Gran Canaria el 3 de octubre de 1.968 y gracias a su dilatada trayectoria y su valioso trabajo de investigación y creación, son valorados y conocidos dentro y fuera de nuestras de nuestras fronteras.
Con la vuelta de Tenderete, tras un largo paréntesis que se prolongó por espacio de dos lustros, coincidieron en el plató de la Feria del Atlántico, Los Sabandeños y los Gofiones y en la isa final Perico Lino cantó la siguiente copla:


“Tinerfeños y grancanarios
unieron sus corazones
cantando para las islas
Sabandeños y Gofiones.”


Eran tiempos en que Tenderete se emitía en riguroso directo.


Foto: Perico Lino y Alfredo Ayala


Durante años he seguido con mucha devoción las actuaciones del grupo. Los he llevado a los distintos programas en los que he participado, creado o dirigido. La última vez que nos saludamos fue, precisamente, en la grabación del mítico programa, Tenderete. Allí, nos hicimos unas fotos que guardo como oro en paño.. Otras veces, en el Mercado Central, tempranito, coincidíamos con frecuencia y hablábamos de folclore, de intérpretes y autores.


Perico Lino, era un hombre bueno. Todavía resuena en mi memoria aquel homenaje “Brindis Gofión” que le ofreció su grupo: 
“Lloran suave los laudes, acentuando una pena” y luego la copla del antiguo gofión José Manuel “El Patilla”:


Ya quisiera yo cantar
con la elegancia y el tino
Como canta nuestras coplas
Don Pedro González Lino
Como canta nuestras coplas
Mi amigo Perico Lino.


Sus fieles compañeros de Los Gofiones advierten que será muy difícil acostumbrarse a la idea de no disfrutar de esta figura considerada como una de las últimas voces masculinas legendarias de la música folclórica de Canarias, un grancanario que desprendía cariño, bonhomía y respeto a su paso.
Siempre será recordado por el indiscutible sello de su cálido timbre de voz y su personal estilo clásico de interpretación, el temple y la seguridad en el canto, la capacidad de transmitir en la copla sentimientos de alegría o tristeza, atributos que, en definitiva, configuran una personalidad diferenciada en el campo de la música tradicional isleña.


¡Descansa en paz, querido amigo!


ALFREDO AYALA OJEDA